jueves, 19 de noviembre de 2009

AUSENCIAS ETERNAS, LOLA

Estos días he seguido leyendo los múltiples escritos y aportaciones en tu blog, Agustí. En todos ellos sobresalen dos grandes conceptos: la dolorosa ausencia de LOLA y el amor elevado al grado sumun. Dos conceptos que tienen su validez y trascendencia en la medida que los sabemos alentar para evitar que no se diluyan en los complicados entresijos de nuestra existencia personal. Dos conceptos que van íntimamente ligados, con ataduras que queremos validar como eternas.
La eternidad y el dolor, dos ideas que nos conmueven cada vez que las oímos o, en este caso, que nos deja derrumbados al pillarnos de lleno tu súbita desaparición, LOLA. Dos dolorosos latigazos directos a nuestros corazones. Restañar estas profundas llevará su tiempo. ¡Maldito tiempo, que nos viene marcado de antemano desde esa eternidad de la que presumiblemente creemos que procedemos y a la vamos derivando en nuestro lento navegar de la vida!
Conceptos de eternidad fundidos con dolor y amor eternos no dejan de ser unos sentimientos que nos ennoblecen y subliman nuestra existencia. Conceptos que chocan con nuestra mínima existencia terrenal, relegada a unos años minúsculos ¡Una gota de agua en la inmensidad de los océanos, una partícula de aire en la atmósfera terrestre, un planeta minúsculo en la infinitud del Universo! Suena a ridículo, y aquí está la magnificencia de nuestro pensamiento: querer asemejarnos a estas inmensidades, ponernos mínimamente a su altura.
Sinceramente LOLA, creo que necesitamos vivir de estas ilusiones para alimentar las esperanzas de nuestras efímeras vidas. Sinceramente creo que seguimos siendo una manifestación prodigiosa de la energía que rige el Universo. Una energía capaz de almacenar y aunar en sí misma materia y espíritu, razón y sentimientos. Una energía que nunca se destruye, solamente se transforma, como dice el sabio. Una energía que vuelve al círculo eterno (otra vez esta palabra) de lo material y lo anímico.
LOLA, sencillamente te nos has ido al seno de donde procedemos, te has reincorporado al ciclo conjunto de vida y muerte, nacimientos y ausencias. Tus cenizas son el único recuerdo material de ti, cenizas que cuando se incorporen definitivamente a la tierra, alimentarán con su energía, aparentemente inánime, a otros seres vivos dándoles una nueva oportunidad de renacer.
Nada es eterno, hasta el Universo tiene fecha de caducidad. Nada es eterno LOLA, ni el amor ni el dolor. La eternidad queda atrapada en la cortedad de nuestra existencia terrenal.
Con inmenso cariño, Pepe.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

NOSTALGIAS OTOÑALES, LOLA

LOLA, hoy me he re-emocionado al escuchar por centésima vez la canción del blog Lágrimas en el cielo y a la vez contemplar la tarde lánguida, propias del otoño menorquín y de tantos sitios. Todo el ambiente exterior invita a la nostalgia, al recogimiento en sí mismo, a rumiar los sentimientos. Me acordé de los poemas de Martí i Pol, y …¡voilé! ¡Siempre hay un poema cuando uno lo necesita!. Te lo dedico a ti, LOLA y por supuesto a ti Agustí, magnífico amigo.
Cuando he releído el poema, me he imaginado a mí mismo en la misma situación por la que tú Agustí, estás pasando, y…¡leches! Se me ha hecho un nudo en el corazón. No estoy preparado para ningún adiós definitivo todavía. Sin embargo me doy cuenta que si aún continuo es porque tengo que seguir diciendo a mucha más gente que la quiero, que cuento con ella, y…en definitiva, que me queda un camino amoroso por recorrer que lo he de trazar cada día, aunque los nubarrones del alma lo oscurezcan.
Agustí, amigo, largo y doloroso será el trecho que te queda hasta pasar este bache tortuoso. Después se dulcificará paulatinamente, y la trocha dejará paso a la senda, y ésta a un camino cada vez más ancho, más fácil. Agustí, hay un mogollón de amigos que sin que te des cuenta va recorriendo el camino paralelamente al tuyo y que te pueden echar una mano cuando las fuerzas te fallen.
Un sentido y emocionado abrazo, Pepe

Tarde

Todo es diferente ya cuando agitas la mano
para decirme alguna cosa y adiós
en el momento mismo en que el tren comienza a partir.
Entonces me doy cuenta de que estoy solo en el andén,
solo en medio de la gente que no se conmueve
al ver cómo te me alejas.
Y ahora pienso
que este adiós no es igual a los otros,
que no volverás nunca y, sin embargo,
no he dejado de amarte.
Ves?, es fácil
perderse, ocioso, por viejas avenidas
con arena de recuerdos, y cansarse
intentando caminar cuando queda la presencia áspera
de un tiempo al que un solo gesto ha hecho un estorbo.
Tan profunda, la clara quietud de tus ojos
no es más viva que esta
tarde que ahora reanudo
un tanto nostálgico porque tú te me alejas.

DE PROFUNDIS, LOLA

Rebuscando, rebuscando, me ha venido la inspiración de este viejo salmo que en el ceremonial cristiano evoca esperanza en un día tan negro como es un 2 de noviembre.
Lo he parafraseado dedicándote un homenaje a ti, Agustí, que a buen seguro estarás gritando desde lo hondo de tu alma, de tu interior, estos y otros pensamientos.
¡Ánimo Agustí! Es lo que Lola te está susurrando quedamente cada día.
Con inmenso cariño, Pepe

DE PROFUNDIS, LOLA
Desde lo hondo a ti acudo, Lola;
Lola, escucha mi voz
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta mis penas, Lola,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el ánimo,
infúndelo en mi interior.
Mi alma te aguarda, Lola,
espero confiado tus palabras;
mi alma te aguarda Lola,
más que el centinela la aurora.