jueves, 18 de febrero de 2010

LOS RUMBOS DE LA VIDA, AMADO QUIM

No pensé nunca que ahora estaría penando por tu desaparición. Esta turbación no formaba parte de mis planes. El flujo de la vida con sus dinámicas de creación y desaparición, me ha pillado de sorpresa como a la mayoría que te conocíamos. Sencillamente no me puedo creer que nuestros rumbos no puedan coincidir en el intrincado mar de nuestras existencias. Mi mente se resiste a pensar que, a partir de ahora, solamente estarás en los recuerdos, almacenados en algún lugar de mi mente, de donde te tendré que evocar para dulcificar mi pena.
¡Mi amado Quim!, ¡Nuestro entrañable Quim!, ¡”Il capitano” por excelencia! ¡Qué recuerdos tan vívidos e intensos guardo de ti! Bastaron dos magníficos años de convivencia profesional para darme cuenta de tu grandiosa dimensión humana. Coincidieron con mi llegada a Menorca, a una isla en la que todo me era nuevo y en la que tenía un reto personal de vida por superar. Tengo que decirte que fuiste una de las personas que más me ayudaron a integrarme y a amar apasionadamente este precioso trocito del mundo que es Menorca. Recuerdo con emoción que en todas las ocasiones que te visité en Addaia, siempre me hiciste sentir no como un invitado, sino como alguien que participaba de tu vida diaria. ¡Qué paseos más maravillosos en tu coche antiguo conmigo sólo o con los amigos que llevaba! (un día tuve que correr más de ½ hora para buscar gasolina en la cercana gasolinera porque fallaron los cálculos de combustible del insaciable coche) ¡Qué viajes en barca navegando a vela y corrigiéndome el vocabulario marino (yo diciendo cuerda y tú respondiendo que la única cuerda existente es la del reloj…y como estas un mogollón más) Me sigo asombrando de tu cálculo horario exacto con sólo mirar al sol y me emociona recordar que , en vacaciones de verano, lo primero que hacías era quitarte el reloj y ponerte unos gastados pantalones vaqueros cortos. ¡Viva la libertad!
Con tu buen carácter, tu sonrisa siempre pegada al rostro, tus ganas eternas de conversar, tu interés por mi persona y la de los que te rodeaban, siempre más allá de la relación puramente laboral… con todas estas cualidades te has forjado una leyenda tupida de amor a tu alrededor.
Siempre has sabido navegar como un buen patrón por los mares salados de la Tierra, a la vez que ibas corrigiendo rumbos de tus propios mares interiores. Siempre has amado el mar, tu mar, porque también amaste apasionadamente la tierra. Tierra y mar, una dualidad que conforma perfectamente tu persona. Viviste intensamente la vida en la tierra rodeado de los tuyos y de aquellos que nos hicimos tuyos, para gozar de la mar, tu MAR. Ilusiones, proyectos de vida tenían su inicio en la tierra y desembocaban, como ríos caudalosos, en tu querido Mare Nostrum y en los océanos de esta bendita Tierra. Amaste la tierra, a sus gentes y a sus mezquindades y te entregaste generoso a surcar los siete mares en pos de vida y libertad. La mar te daba lo que la tierra no te satisfacía. Quim, para tu último viaje no llevaste brújulas, ni cartas marinas, ni aparejos. Te has presentado ante lo inevitable con la misma integridad con las que viviste.
¡Bendito seas, Quim!, amado capitano y eterno amigo. ¡No sabes lo que agradezco al mar de la vida que nuestros barcos se hayan cruzado! Y aunque hayan tomado rumbos distintos, siempre nos quedará el corazón unido.
Pepe Sánchez, 19 de febrero de 2009

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