martes, 6 de octubre de 2009

EN TU BENDITO RECUERDO, LISSETTE

¡Un año hace ya que nos dejaste para siempre, Lissette! ¿Qué es un año, sino una invención humana para querer controlar un tiempo que nos huye de las manos? El tiempo del corazón no se cuenta igual. La pena y el dolor por tu no presencia sólo sabe de horas nostálgicas pensando en lo que harías ahora y de ratos agobiantes cuando luchan la razón y el corazón, la una diciendo que no volveremos a verte y el otro contestando que no te has ido de nuestra alma. También sabe de momentos dulces, esos momentos que deseamos tener siempre para verte en las fotos, en los vídeos, en las conversaciones de familia o…sencillamente cuando nuestra mente divaga por esos mundos de los sueños, queriendo fantasear viéndote plena de vida y comunicándote con nosotros.
Bueno, Lissette, aunque no lo creas, tus mensajes creo que sí que han sido bien escuchados, o al menos, han llegado a sus destinatarios principales: tu familia.
Verás, a pesar de tu tierna juventud, sigo creyendo que todas las personas que han llegad a este mundo han llegado por algún motivo y se han ido por otro motivo, dejando tras sí un legado más o menos extenso. Tu legado, Lissette, está plagado de sencillez, de dulzura, de emotividad y de sentido positivo de la vida. Los que quedamos aquí somos responsables de saber entenderlo y aplicarlo.
Fíjate bien lo que he visto en tu familia, Lissette, y verás cómo ha habido cambios que yo considero bastantes positivos. Comenzando por tu hermano mayor, Ronny. Ha pasado de la incredulidad y de sentirse que te podía haber demostrado mejor su cariño en vida, a convertirse en todo un hombre, responsable, maduro, al que la insinuación de tu nombre basta para que su cara se le alegre. ¡Has conseguido darle un empujoncito de amor en su vida! Tu hermano de juegos, Cristhian, está hecho un joven seguro de lo que quiere, con muchas ganas de vivir la vida que se abre por delante. ¡Otro empujoncito cariñoso! ¡Has conseguido que tus hermanos despierten a la vida aportando a ella lo mejor que tienen dentro de sí mismos! Tu abuela Luzmila, la de veces que habrá recurrido a ti para pedirte consuelo y la de veces que le habrás respondido en susurros, que solamente los corazones serenos saben escuchar.
Y ahora vienen tu madre y tu padre, Marta y Rolando. ¡Cuántas noches en blanco suspirando por ti! ¡Cuántos ratos cotidianos, de aquellos que solamente saben los padres amorosos, te han echado en falta!: a la hora de preparar tu plato preferido, de escuchar a Hannah Montana, ver tu programa de TV favorito, de ordenar papeles en los que tu revolvías para jugar, de oler la colonia que tú te ponías, de pasear por aquellos lugares especiales del pueblo o de la isla, o, sencillamente de tenerte presente a la hora de comer o sentarte en el sofá contemplándote sin decir nada, solamente contemplándote. Para ellos has derrochado la mayor de tus dulzuras, la mejor de tus sonrisas, la voz más clara diciendo: ¡Papaíto! ¡Mami!, la carcajada más sonora, la mueca más cómplice de tu cara. Les has ayudado a que este primer añito sea más llevadero, y que los años venideros sean de un peregrinar por este mundo más sencillo, sin tantas espinas.
¡Bendita tú, Lissette, que nos has recordado que la vida merece la pena vivirla con un sentido, con una ilusión que nos las tenemos que ir construyendo día a día. Me despido de ti con la preciosa imagen de tu recordatorio, con la misma sonrisa pícara, con la manita diciéndonos simplemente hasta luego y con ese paisaje que te rodea lleno de vida y color.
De todo CORAZÓN
Tu profe querido
Pepe

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